La fortaleza Europa
Von Ulla JelpkeComo la Unión Europea construye muros contra refugiados
Fronteras son, a veces, líneas de demarcación entre pobres y ricos, entre el "primer" y el "tercer mundo". Bien visible es eso en la frontera entre México y EEUU, donde una barrera cruza el horizonte. A veces, un mar es tal frontera, que puede ser un poco más abierto, porque no se puede controlarla tan estrictamente.
Un proyecto central de la Unión Europea (UE) es que nadie tenga dudas que la frontera está cerrada para los pobres de África y Asia. Por eso se sigue fortaleciendo el régimen de frontera, los controles van mucho más allá de las propias fronteras. Paralelamente, los guarda-fronteras forman parte de la Política Exterior e Interior Común de la UE.
A partir del fin de la "Guerra Fría", la República Federal de Alemania eliminó el derecho a asilo político, hasta entonces bastante generoso. Se organizaba campañas contra supuestos "refugiados económicos" y "asilados fraudulentos". En varias ciudades alemanas, multitudes racistas quemaron las casas de inmigrantes y refugiados. Un elemento clave para la eliminación del derecho a asilo fue una nueva construcción jurídica, los supuestos "terceros estados seguros". Se trata de Estados que un refugiado pasaba durante su viaje y en los cuales, según las autoridades alemanas, ya hubiera podido solicitar asilo. Todos los países con que limita Alemania se considera "seguro", es decir, ya no es posible entrar por tierra a Alemania para solicitar refugio. Deportan en seguida a todos que entran a Alemania a través de tal "tercer estado seguro". Como consecuencia, todos los países que limitan con Alemania han cerrado sus fronteras al sur y oriente.
Dentro de la UE ya se han eliminado los controles de frontera entre los Estados afiliados. Así, no se puede controlar tan fácil la migración dentro de la Comunidad. Pero han creado una serie de medidas para compensar esa supuesta pérdida de seguridad. Entre esas medidas configuran controles fuertes de las zonas cercanas a las fronteras y el así llamado "Sistema de Información de Schengen", un banco de datos gigante. Casi 800.000 personas de nacionalidades fuera de la UE aparecen en esa lista para que impidan su ingreso al territorio europeo. Además se utiliza los países que limitan con la UE para que ellos frenen a la gente que intenta inmigrar ilegalmente al territorio de la Unión Europea.
Esa "defensa" contra refugiados fuera de las propias fronteras forma parte integral de la así llamada "política de vecindad" de la UE. Pretenden crear un patio trasero económico con convenios comerciales mutuos, la aproximación de las normas económicas, penales y judiciales y otras medidas para renovar los países vecinos según criterios neoliberales. Los "socios" en eso son las antiguas repúblicas soviéticas, los Estados que surgieron a partir de la antigua Yugoslavia y los países mediterráneos. Dentro del catálogo de medidas también aparecen convenios para que esos países reciben a la gente deportada por Europa y el otorgamiento más fácil de visados (sólo) para las élites de esos Estados. El motor de todo ese desarrollo a nivel europeo es la "Agencia para la Colaboración operativa en las fronteras externas de los Estados afiliados de la UE", FRONTEX. Las patrullas que esa agencia coordina cazan los barcos de refugiados ya dentro de la ampliada zona de 12 millas frente a la costa africana e impiden que pueden seguir su viaje. Muchos refugiados mueren en el intento de huirse de las patrullas.
Mientras, en Alemania ya no se puede diferenciar entre seguridad "externa" e "interna". Con todas medidas se lucha contra supuestos terroristas. Como consecuencia importante del fascismo alemán con su policía secreta Gestapo, en la República Federal de Alemania se mantenía una separación estricta entre la policía, las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia. Hoy, indicando la lucha contra el terrorismo, se elimina esa separación. Y también la "migración ilegal" se considera parte de la lucha contra el terrorismo, porque pueden aparecer "combatientes islamistas" entre los inmigrantes ilegales. Por eso, los servicios de inteligencia suministran sus informaciones como "inmigrantes ilegales" a la policía.
Esa colaboración fortalecida entre todas las autoridades que tienen algo de ver con la "seguridad" ya se estableció también al nivel europeo. FRONTEX coopera estrechamente con la Agencia Europea de Policía Europol, que también se dedica a combatir la inmigración ilegal. FRONTEX también participa en proyectos de investigación para desarrollar tecnologías que pueden servir también para vigilar fronteras como para operaciones militares en la guerra.
Lleno de cinismo, los ministros del Interior defienden los controles en las fronteras con la necesidad de combatir el comercio de personas. Se debería proteger a los migrantes "ilegales" de si mismo y de los responsables que los mandan a través del Mar Mediterráneo o del Océano Atlántico. Pero, de hecho, las altas barreras para obtener el permiso para la inmigración legal son la causa por qué décenas de miles de africanos eligen la vía peligrosa y cara de cruzar el mar en vez de tomar simplemente un avión.
Pero la migración ilegal, de hecho, se concentra en las fronteras orientales terrestres de Polonia y Europa del Sudeste. Cada año crece el número de refugiados que no logran pasar la frontera entre Turquía y Grecia. Sin que el público europeo preste mayor atención, en la frontera oriental de Europa se estableció un sistema de campos donde se registra a los migrantes antes de deportarlos.
Los gobiernos de la Unión Europea construyen juntos muros cada vez más altos alrededor de Europa. Su meta es encerrarse contra los países pobres y en crisis y sobre todo contra la gente que pretenden salvarse de esas situaciones. En vez de combatir las razones como la miseria y la opresión, los Estados europeas luchan con un montón de leyes y normas contra los refugiados y los selecciona entre personas "útiles" y "no deseadas". En contra de esa situación luchan partidos políticos de la izquierda, organizaciones de refugiados e iniciativas antiracistas, a favor de una Alemania abierta y generosa. No queremos una fortaleza Europa, sino un continente solidario con los países del sur y del oriente.
Ulla Jelpke es portavoz de política interior del grupo parlamentario del partido La Izquierda en el Deutscher Bundestag (parlamento alemán) y autora del diario junge Welt.
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